En los últimos meses se han
producido diversos acontecimientos internacionales relacionados con la gestión
del medio ambiente. La reducción de las reservas de energías fósiles o basadas
en carbono en todo el planeta, ha llevado a Naciones Unidas y a la mayor parte
de las organizaciones supranacionales a plantearse en serio el objetivo de
alcanzar una “Sociedad del Carbono Cero”.
La comunidad científica ha
alertado de las consecuencias nefastas que tendría el planeta para el
desarrollo de los organismos vivos que en él habitamos, en caso de no reducir los “gases de efecto invernadero”
(GEI) de manera drástica y real.
Los “lobbies” de la
energía presionan habitualmente para que los gobiernos no renuncien a su
materia prima básica, es decir: las energías fósiles no renovables. Así mismo
presionan para que las empresas de energía renovable no se conviertan en
competidoras. Para poner un poco de orden, la comunidad internacional optó hace
años por utilizar las cuotas de emisión de GEI, establecidas para cada estado, como
si fuera una mercancía.
La compraventa de cuotas ha generado un mercado energético de carácter especulativo
en las bolsas internacionales. Los
grandes emisores de GEI: Estados Unidos, Rusia y China, han estado negándose a asumir mayores cuotas
y en consecuencia – presionados por los “lobbies” energéticos –
boicoteando cualquier aumento de su cuota
o imposición que se le hiciera a escala internacional.
Convertir en mercancía las cuotas
ha supuesto un retardo en los objetivos internacionales de reducción de GEI a
la atmósfera. La capa de ozono se ha visto reducida en muchas partes del
planeta y la calidad del aire que respiramos ha empeorado en las últimas
décadas. En los polos, los glaciares están disminuyendo, el clima del planeta
está cambiando a pasos agigantados. Este
cambio está afectando ya a los ciclos vitales de los seres vivos, incluido a la
especie humana. También está afectando a los ecosistemas del planeta.
En esta visión aparentemente apocalíptica,
hay razones que nos llevan a muchos a optar por mitigar el deterioro. La
emisión de GEI a la atmósfera tiene un origen de tipo humano según los
expertos. Por tanto los seres humanos tenemos la responsabilidad ética de lograr una “Sociedad de Carbono Cero” partiendo de una respuesta global que debe
afectar tanto a los operadores empresariales responsables de las emisiones GEI;
como a los gobiernos y a los propios ciudadanos.
El reto debe plasmarse a
escala local, familiar y personal. Tenemos que cambiar nuestra forma del ver el
planeta, nuestros hábitos de consumo y concienciarnos de la realidad
medioambiental en la que vivimos.
En este link podréis ver de forma
clara todo lo relacionado con este tema. Así como información general sobre la
última cumbre sobre el cambio climático celebrada por la ONU recientemente:
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