Para Cervantes seguramente
escribir el Quijote fue una terapia para no volverse loco. Como el mismo
afirma en el prólogo de su insigne obra, El Quijote fue engendrado “en una
cárcel, donde toda la incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido
hace su habitación”.
Sus exegetas y biógrafos más
insignes afirman que Cervantes fue condenado a prisión en 1597 en la Cárcel
Real de Sevilla, al parecer por estar involucrado en irregularidades en la
recaudación de impuestos realizadas por él y en la quiebra del banco donde
depositaba las cantidades recaudadas.
El bueno de Alonso Quijano, noble
hijosdalgo, venido a menos, más pobre que las ratas y de escasas rentas para
vivir refleja a Cervantes ya anciano. Reflexiona desde la soledad de un
calabozo acerca de la inocencia de la plebe y de la corrupción de los
poderosos. Frente a esta podredumbre e
inmundicia del sistema de su época; Cervantes da pie a una posible redención y
a un alegato sublime de la justicia verdadera; tanto en el personaje surrealista
de El Quijote, como en el bueno y
realista de Sancho Panza.
Su retrato de España refleja una sociedad
ahondada en la miseria, abandono, hambres, guerras, enfermedades físicas y
mentales, secularismo creciente y pocas perspectivas de solución. La monarquía
hispánica del “Siglo de Oro” era de corte imperial, de granes descubrimientos y
de grandes territorios. Pero era un gigante con pies de barro. Las desigualdades
sociales engrandecidas por el medieval sistema estamental, condenaba a la
miseria a gran parte de la población. Solo una minoría privilegiada disfrutaba
de un alto nivel de vida.
Cervantes como “Comisario de
provisiones para la felicísima Armada Invencible” recorrió muchos pueblos de la Mancha
y de Andalucía. Vio de primera mano las
dificultades que pasaban los pobres campesinos y pastores para cumplir con sus
obligaciones fiscales; vio como los poderosos estaban exentos del pago de
impuestos estatales. Y no solo con estos
impuestos; también se obligaba a la plebe a pagar diezmos y primicias a la
Iglesia y cuantiosos impuestos
especiales para el sostenimiento de los feudos nobiliarios.
El Quijote representa la denuncia
social hacia un sistema que él consideraba injusto y corrupto. Cervantes parece ser, según afirman sus
exégetas, que tomó la idea de dos personajes que conoció en sus viajes. Un
hidalgo venido a menos y un orondo jornalero manchego.
La ruta de Don Quijote era en
realidad el Camino Real que atravesaba de norte a sur la península. Via
principal desde donde surgían otros caminos secundarios que comunicaban a los
andantes viajeros con los pueblos recónditos de La Mancha profunda.
Posiblemente las condiciones
carcelarias de la época hicieron mella en el ánimo de Cervantes y en el Quijote
se aprecia un cierto pesimismo latente. Aun hay esperanzas – Cervantes únicamente
estuvo dos o tres meses en prisión – para cambiar el mundo. Alonso Quijano se
convierte en el nuevo héroe popular que salvará por enésima vez a España de si misma.
A medida que transcurre la acción
Alonso se convierte en Quijote, se imagina un mundo ideal y lucha por
implantarlo contra toda razón. Hace de su ilusión un dogma de fe y condena a
aquellos que no lo respetan. El fanatismo nubla el entendimiento y enloquece a
su ejecutor. Finalmente el bueno de
Alonso Quijano recupera las entendederas
y abandona toda esperanza de recuperación. Su aventura concluye con la
muerte de la Andante Caballería, con la muerte de sus ilusiones, con la
irracionalidad de su fanatismo. España no tiene remedio.
Sin embargo el proceso contrario
se aprecia en Sancho Panza, su fiel escudero. Comienza siendo la conciencia del
pueblo llano, que ve la realidad circundante, que sabe lo que cuesta vivir y
sabe que ha de sufrir sin esperar mejora alguna. A medida que va juntándose con Don Quijote,
va ganando en ilusión por la promesa de una “ínsula” como pago por sus servicios de fiel
escudero. Para un labriego pobre y sin
esperanzas, la “Ínsula” es la solución a sus problemas cotidianos.
El retablo de El Quijote muestra
la sensibilidad de Cervantes y su visión de la realidad española de su época.
Es un libro - denuncia y una obra teatral novelada que muestra el drama y la
tragedia del pueblo español desde una perspectiva cómica. Sin duda es una gran
novela para leer en tiempos de crisis. Muchos
de sus paisajes, muchos de sus
personajes, son plenamente reconocibles en la actualidad.
Animo pues a la lectura de “El
ingenioso hidalgo Don quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra. Y como muy bien dijo Don Quijote:
“Con la iglesia hemos dado, Sancho”
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