Los temas tratados son ampliamente conocidos
en Málaga: La conquista castellana del siglo XV; el desarrollo marítimo y
militar del puerto de Málaga durante los siglos XVI y XVIII; la gran gesta de
Torrijos en su lucha por las libertades; la curiosa historia del desconocido
Cementerio Inglés o la vida del Dr. Noble y
finalmente el conocido naufragio
de la fragata “Gneissenau” en los albores del siglo XX. El último
capítulo resume e hilvana los capítulos anteriores.
La trama novelesca proviene de un
viajero en el tiempo llamado - como no podía ser de otra manera - Alonso de Mendoza. En ocasiones el autor trata
de parecerse al personaje y a veces el personaje retrata con maestría a su
autor. A veces el personaje tiene un papel fundamental en la trama de cada
capítulo; en otras ocasiones casi desaparece oculto tras la historia malagueña
o biográfica, para reaparecer de nuevo posteriormente. Abre y cierra capítulos
convirtiéndose al final de la obra en el narrador necesario.
Comentaré la obra por capítulos:
El primero trata sobre la
conquista castellana de Málaga describiendo los principales hitos conocidos de
la historia de este periodo. Muestra un
estilo narrativo claro, ágil y fácil de leer resaltando el paisaje y paisanaje
de la época andalusí en Málaga.
En este sentido me recuerda al
estilo cronístico de los autores clásicos malagueños como Guillén Robles o el
padre Andrés Llordén. También hay datos extraídos de autores contemporáneos y
probablemente también de la crónica de Hernando del Pulgar, testigo presencial
de los acontecimientos.
El personaje ficticio de Alonso
de Mendoza es una vida que va creciendo y formándose a medida que avanza la
narración. Sin embargo en este capítulo, el autor aún no ha desarrollado la
personalidad de su personaje, simplemente la ha esbozado. Predomina en este capítulo la historia real
frente a la historia ficticia. Es
indicador, seguramente, del placer causado al autor por la investigación de la
época.
Siendo de la misma generación que
el autor puedo entender este apasionamiento por la historia de Al - Ándalus
dado que, debido a nuestra formación temprana en los años setenta del siglo
XX, los estudios andalusíes aún no se
habían desarrollado académicamente y la enseñanza de la historia cronística en
la época hacía mucho hincapié en el carácter nacionalista-religioso de la “Cruzada” emprendida por los “Reyes Católicos” sobre los infieles “mahometanos”.
Nosotros no teníamos conocimiento
de la historia interna de Al-Ándalus y de la realidad objetiva de la conquista
castellana del Emirato de Granada. Por
ello es frecuente que a nuestra generación le fascine esta etapa de la historia
de Hispania, en especial de la época andalusí. Para nuestra generación es una
asignatura pendiente.
El capitulo segundo nos traslada de
forma intemporal a los siglos XVI y XVII. La gran época del gigantesco Imperio Hispánico “donde nunca
se ponía el sol”. En la figura de Alonso de Mendoza aprecio un recuerdo
infantil generacional de haber disfrutado con películas y libros ambientados en
la época de espadachines y mosqueteros,
propios de la saga de los Dumas o incluso las contemporáneas novelas de Pérez -
Reverte y su capitán Alatriste.
Se aprecia además en este segundo
capítulo el trabajo arduo y profundo de investigación llevado a cabo por el
autor, tiene un conocimiento detallado de unidades militares, pertrechos,
vestuario y navíos de la época. Me ha sorprendido este detalle.
El tercer capítulo recoge la
hazaña de Torrijos y sus compañeros. Recuerda mentalmente al famoso cuadro del
fusilamiento de este héroe nacional en las playas de San Andrés de Málaga, obra
de Antonio Gisbert que se encuentra en el Museo del Prado, en el que
seguramente se habrá inspirado el autor.
Este capítulo me ha animado a
recorrer los lugares singulares de Málaga, como el propio Cementerio Inglés,
el Obelisco de Torrijos o la Iglesia del
Carmen. La hazaña de Torrijos es curiosamente la excusa perfecta para hablar de Robert Boyd. Un
gran desconocido para los malagueños y que tanta importancia tuvo en la hazaña
de Torrijos.
En este capítulo el autor saca a
la luz su origen irlandés y malagueño con notable maestría. También el hecho de
ser hijo del que fuera Cónsul Británico en Málaga durante muchos años. La sangre en este capítulo sin duda tira del
autor. Para mí este capítulo es el mejor de todos, el más personal del autor, por
su abundante documentación y por su trama donde muestra su estilo narrativo en
todo su esplendor.
Aunque la ausencia de Alonso de
Mendoza en este capítulo esté justificada por la historia contada - que tiene
sin duda mucho interés histórico - se deja ver la madurez de un Alonso / Patrick
narrador que muestra el placer de investigar la rica historia de Málaga.
Para mi el cuarto capítulo es el que más curiosidad me han
generado. Conocía más bien poco acerca del Dr. Noble, salvo que se usa para
identificar a un histórico edificio de la Malagueta y que fue un reputado
médico. Me resultan curiosas las cartas
reproducidas en el capítulo, historia viva de una época en la que hubo muchos cambios en Málaga.
Resulta muy interesante ver la
especial relación de Málaga con Gibraltar durante el siglo XIX. Muchas familias
mixtas de extranjeros y malagueños se conocieron en Gibraltar durante el exilio,
que los liberales tuvieron que soportar durante varios años tras la Guerra de
la Independencia Española. Muchas de estas familias mixtas fueron el origen de
la conocida como “Oligarquía de la Alameda” posterior. Eran los
antepasados de los pioneros de la industrialización española (que empezó en
Málaga) y de los grandes viajes al extranjero gracias a la transformación de su
puerto.
El quinto es quizás el más
conocido y el que más debate popular ha generado. Sin embargo el autor muestra
en este capítulo su conocimiento de la temática náutica y marítima, fruto de
sus trabajos en la consignataria. Muchos
de los datos no náuticos parecen provenir de lecturas relacionadas con los viajeros
extranjeros por las tierras de Málaga de finales del XIX y principios del XX. Sus
memorias y cuadernos de viajes se publicaron y divulgaron en los años 20 y 30
del siglo XX.
El sexto y último da sentido al
retablo de episodios nacionales malagueños que Patrick Tuite nos ha deleitado
con su obra. Alonso Mendoza se reencuentra con su avatar histórico en la Ciudad
Eterna, recordándonos el principio de esta novela.
Como diría el añorado Constantino
Romero: “y hasta aquí puedo leer”, para dejar al lector quedarse con la
intriga hasta el final.
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