viernes, 31 de marzo de 2017

Cambios en el ecosistema de la información



A lo largo de esta última década varios fenómenos en el ámbito económico y empresarial han cambiado de forma significativa los paradigmas previamente existentes en el campo de la información.

De forma sintética podemos observar cuatro  fenómenos recurrentes:

  •                 El consumidor es hoy un producto de consumo.
  •      El consumidor accede de manera directa al producto elegido en cualquier sitio, a través de cualquier dispositivo o medio y en tiempo real.
  •          Arraigo social de la llamada “cultura de la gratuidad
  •          Arraigo social de la llamada “cultura de la inmediatez


1) La interactividad que suponen las redes sociales digitales, el ambiente socializador y comunitarista y la autopromoción personal ha convertido al consumidor en protagonista de su propio spot publicitario, convirtiéndose a sí mismo en un producto a la venta. Ser hoy “viral” en la red o alcanzar el “Trending Topic” del día es una meta cada vez mas anhelada por la mayoría de los creadores de contenidos de estas populares redes sociales digitales.

La generación de contenidos en la red es hoy una gran industria en alza, los productores de esos contenidos  son personas muy cotizadas en el mercado digital.  El atractivo amateur que expresan  estos post, sustituyen a los producidos por profesionales del marketing empresarial convencional. De ahí que la producción audiovisual amateur haya adquirido un nuevo espacio para su desarrollo. Un espacio generador de empleo y de riqueza.

2) El acceso directo lo proporciona la inmensa variedad de dispositivos digitales móviles y la inmensa oferta de apps existentes en el mercado. El consumidor  accede directamente al producto que busca, eliminando así el modelo distributivo o de intermediario. La gente ya no va a la tienda a comprar, directamente hace la compra on line (Modelo Amazón). Es más rápido, fácil de interactuar con la app correspondiente, y no necesita estar físicamente en el lugar donde se vende.

3) Internet se ha convertido en un continente donde todo está disponible y es gratuito.  Frente al sistema inicial de pago por visión a contenidos audiovisuales o pago por acceso a los contenidos alojados en la web corporativa,  en la actualidad predomina el acceso directo sin pago a los contenidos.  Para muchos internautas,  incluso la gratuidad de contenidos es considerada un derecho natural.

El sistema de edición digital y de producción digital ha puesto contra las cuerdas los convencionales derechos de propiedad intelectual o de producción audiovisual.   Los autores (hoy denominados “generadores de contenidos”) en el mundo convencional cobraban su canon por obra vendida. Se necesitaba una gran campaña publicitaria para que su obra destacase sobre las demás. 

Hoy en el mundo digital  cualquier persona puede autoeditarse un libro o autoproducirse un video y ponerlo de forma gratuita o a bajo coste en la red.   El coste de almacenaje en los webs especializados es muy bajo.  Ante esta herramienta versátil, fácil e instantánea, sobran los intermediarios (editores y distribuidores).

4) El acceso a los contenidos ya no es rápido, sino inmediato.  Cualquier persona necesita una información de manera urgente y en cuestión de segundo tiene esa información en su dispositivo.  Esta cultura de la inmediatez ha provocado que la información que se proyecta en la red sea escueta, minimalista y fragmentada. Es lo que muchos tuiteros han denominado la “dictadura de los 140 caracteres”, que incluso ha inventado un lenguaje nuevo a base de abreviaturas y emoticonos para expresar todo lo que se desea expresar en cuestión de segundos.

La rapidez en la carga de webs se ha multiplicado en los últimos años, para de esta forma estar de forma permanente comunicado a través de un dispositivo electrónico. Las redes sociales son la ventana del mundo real al virtual y en estos instantes la comunicación fluida entre ambos mundos es algo inimaginable hace tan sólo una década.  Del universo se ha pasado al multiverso.

Ante estos fenómenos seleccionados, uno cabe preguntarse cómo afecta esto al mundo de la información y la documentación. En las últimas semanas y meses se está hablando mucho en los debates profesionales (en las redes especializadas y sociales) acerca del futuro de “la Profesión”

Efectivamente, archiveros, bibliotecarios y documentalistas  en tanto distribuidores de información o de intermediarios entre usuarios y documentos,  se encuentran fuera de juego en los últimos tiempos. Los usuarios tradicionales ahora acceden a la información de manera directa e instantánea, a través de los dispositivos móviles a los contenidos alojados en la red sin mayores complicaciones.

Las bibliotecas y el comercio librero están viendo bajar sus usuarios o clientes. Los archiveros son una especie a extinguir ante la innecesaria documentación en papel.  Los documentalistas están siendo sustituidos por las Apps.  ¿Cuál es el problema?

La información hoy se genera, transmite y almacena de forma digital, esto excluye el soporte papel y en consecuencia deja obsoleto el sistema de gestión de documentos tradicional: archivos y bibliotecas. Frente a la gestión de documentos, hoy se habla de gestión de información o gestión de contenidos.  No importa el soporte, importa el contenido de la información.  Al no existir objeto físico: el documento en papel,  los profesionales precisan una profunda reconversión de su rol profesional y un cambio de “bit”  en su paradigma teórico profesional.

Para muchos gestores, llamémosle así provisionalmente,  el problema proviene de la incapacidad para el cambio de roles. La formación recibida por muchos profesionales convencionales  dista mucho de los retos que la gestión de información o de contenidos proporciona hoy al profesional de la información.   Muchos se resisten, otros se muestran revolucionarios y otros rompen directamente con el marco previo. 

La información instantánea y fragmentada  por si sola genera múltiples interpretaciones “a la carta” para cada usuario. Cada interpretación genera instantáneamente nueva información.  

La noticia cambiante en el tiempo  abre múltiples canales de discusión de forma también instantánea y abre también de forma instantánea nuevas conversaciones. A veces los cambios son tan acelerados, que más que información generan ruido y confusión (caso por ejemplo de las comunicaciones vía whatsapp en grupos, al final acaba uno por silenciar el grupo ante la imposibilidad de seguir la conversación).

Ante esta situación uno se pregunta como profesional sobre su utilidad en un mundo automatizado, donde la persona es sustituida cada vez más por la maquina.  En muchos foros se habla incluso de la pronta desaparición de las profesiones convencionales del sector: archivística, biblioteconomía y documentación.

Si vemos estos fenómenos en el ámbito profesional privado, podemos ver como las empresas privadas están migrando sus “registros” (traducción literal de “Record”)  en papel a formato digital (escaneo y digitalización) eliminando a manos llenas los “registros” en papel. Archivos y bibliotecas enteras están acabando en la actualidad en las plantas de gestión de residuos y reciclaje.

Los libros  y enciclopedias técnicas  ya no son necesarios para los proyectos empresariales, para eso están los contenidos en la red.  El comercio librero convencional de segunda mano ya no los compra, ante la alarmante saturación de sus almacenes. El coste de guardarlos es inasumible. La venta como papel es la salida más habitual.

Los documentos de los archivos empresariales ocupan espacio y guardarlos es también costoso, por lo que la migración a formato digital es hoy práctica habitual; al igual que producir ya documentos en formato digital y no imprimirlos. Aplicaciones como “la nube” permiten un almacenaje digital  a bajo precio de todos los registros. La versatilidad de estas aplicaciones ha desplazado al profesional de los archivos.

Únicamente permanecen los archiveros y bibliotecarios-documentalistas en el sector público donde las leyes y normas de patrimonio bibliográfico y documental exigen la conservación permanente de los documentos y libros que forman parte de dicho patrimonio.  

Hoy se está produciendo cambios profesionales gracias a los comités internacionales  de ISO y AENOR especializados.  Las normas actuales permiten la transición profesional de los modelos clásicos a los nuevos modelos profesionales. 

Aun no tenemos nombre los profesionales, dado que es reciente el cambio, para muchos seguimos siendo archiveros o documentalistas; para otros somos gestores de información documentada; para otros gestores de contenidos.  Pero  existen multitud de nuevas profesiones  que podrían formar parte del elenco profesional en los próximos años. 


Lo importante es que la información sirva para generar conocimiento y que ese conocimiento pueda ser aplicado a las actividades cotidianas de las personas, familias, negocios y empresas, o a las actividades públicas de las distintas administraciones.  Importa hoy la información antes que el soporte o el medio de transmisión.  Los profesionales podemos ayudar a generar conocimiento a partir de la información existente. 


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