viernes, 26 de abril de 2013

Juan Salvador Gaviota, historia de un superviviente


“La mayoría de las gaviotas no se molestaban en aprender sino las normas de vuelo mas elementales: como ir y volver entre la playa y comida. Para la mayoría de las gaviotas, no es volar o que importa, sino comer. Para esta gaviota, sin embargo, no era comer lo que le importaba, sino volar. Mas que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar” (Richard Bach)

Este relato me inspiró durante la adolescencia y lo traigo a colación, como lectura recomendada,  a propósito del Día Internacional del Libro y Bibliotecas, fecha (23 de Abril) en la que se conmemora la muerte coincidente de dos grandes genios de la literatura universal: Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare.

Ambos, al igual que Juan Salvador Gaviota volaron sobre una sociedad en declive, estereotipada y convencional. Su visión del mundo que les tocó vivir era un reflejo de su propia vida. Cervantes genialmente buscaba retratos en el paisaje de la España profunda; Shakespeare rompía moldes en la sociedad isabelina a través de la  denostada comedia y el drama apasionado, mostrando el placer, la ironía y el mundo como un espectáculo teatral.

Richard Bach muestra a un quijote alado que rompe los estereotipos y convencionalismos de su tiempo. Que busca algo más que el comer y la rutina.  En estos tiempos de crisis globalizada releer a Richard Bach es recuperar el espíritu emprendedor, la ilusión y la esperanza en el que un mundo mejor siempre es posible. Cuesta, pero es posible. A muchos les cuesta romper con la rutina diaria, las preocupaciones por el mañana que nunca llega. A muchos les puede y bloquea la pereza, la ansiedad y el estrés, las tres grandes esclavitudes del siglo XX y XXI.

Como en Juan Salvador Gaviota la bandada (sociedad) le impone reglas, normas y rutinas que tiene que cumplir si quiere ser alguien o ser aceptado en la sociedad. La comida (dinero, poder, influencia) es lo importante para la bandada. Salirse de este cliché es anatema y conlleva exclusión o marginación.  Volar es simplemente una pérdida de tiempo. “hemos nacido  para comer”,”una gaviota nunca replica al Consejo de la Bandada”.

Pero Juan Salvador Gaviota no se deja abatir y emprende su propio camino en solitario, tiene ansia por descubrir el mundo, experimenta, fracasa y lo vuelve a intentar. Un fracaso es una oportunidad para aprender. Logra ser finalmente el mayor experto en vuelo de la bandada. Al tiempo otras gaviotas le siguen, prueban y les gusta. Descubren que las gaviotas, además de comer, vuelan.  Poco a poco Juan Salvador  congrega a un grupo de seguidores cada vez mayor, en poco tiempo forma su propia bandada y la bandada original queda así marginada y mermada.

“cada uno de nosotros es en verdad una idea de la Gran Gaviota,
 Una idea ilimitada de libertad”

NOTA: Por problemas técnicos con la conexión esta entrada no pudo publicarse el 23 de Abril como estaba previsto. Disculpen las molestias.

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